Una estrategia de migración a la nube es el plan que una organización desarrolla para migrar los datos y las aplicaciones de una arquitectura en las instalaciones a la nube. No todas las cargas de trabajo se benefician al ejecutarse en una infraestructura basada en la nube, por lo que es importante validar la manera más eficiente de priorizar y migrar las aplicaciones antes de implementar el sistema. Es vital contar con una estrategia sistemática y documentada.
Su camino exacto hacia la migración a la nube depende del tamaño y la complejidad de su entorno. Estos son los pasos básicos:
Estos son los seis enfoques más comunes, también conocidos como las “seis estrategias de migración que empiezan con ‘R’”:
Como el nombre lo indica, esto implica levantar la pila y desplazarla del host en las instalaciones a la nube. Se transporta una copia exacta de su entorno actual sin hacer grandes cambios, para acelerar al máximo el retorno de la inversión (ROI). Las empresas con una cultura conservadora o que no tienen una estrategia a largo plazo para aprovechar las capacidades avanzadas se adaptan bien a la reasignación.
Como variación del levantamiento y el desplazamiento, el reemplazo de plataforma implica hacer algunos ajustes más para optimizar el panorama para la nube. Nuevamente, la arquitectura central de aplicaciones permanece igual. Esta también es una buena estrategia para las organizaciones conservadoras que desean desarrollar la confianza en la nube, al tiempo que obtienen ventajas como el aumento de rendimiento del sistema.
Esto implica mover las aplicaciones a un producto nuevo y nativo de la nube, generalmente una plataforma de SaaS (por ejemplo, la migración de un CRM a Salesforce). El desafío es perder la familiaridad del código existente y capacitar al equipo para el uso de la nueva plataforma. Incluso así, la readquisición puede ser la opción más rentable para la migración desde un entorno heredado muy personalizado.
El rediseño (o la reestructuración) implica reconstruir las aplicaciones desde cero. Esto suele deberse a la necesidad de aprovechar capacidades en nube que no están disponibles en el entorno actual, como el escalamiento automático en la nube o la informática sin servidor. El rediseño suele ser la opción más costosa, pero también la más compatible con versiones futuras.
Una vez evaluado el portafolio de aplicaciones de preparación para la nube, es posible que determine que algunas aplicaciones ya no sirven. En este caso, solo basta con cerrarlas. El ahorro resultante incluso puede servir de argumento empresarial para las aplicaciones que están listas para la migración.
Para algunas organizaciones, la adopción de la nube todavía no tiene sentido. ¿No puede retirar los datos de las instalaciones por motivos de cumplimiento? ¿No está listo para priorizar una aplicación que se actualizó recientemente? En este caso, planifique la reevaluación de la computación en nube para el futuro. Solo debe migrar lo que tiene sentido migrar para su empresa.
A nivel básico, las virtudes de la nube surgen de su infraestructura elástica. Esta ventaja se manifiesta de varias maneras diferentes, incluidas, entre otras:
Garantizar una migración de aplicaciones sin problemas es uno de los principales desafíos para los tecnologistas actuales. Incluso después de encontrar el proveedor indicado para la nube, el proceso de migración implica un cierto grado de riesgo. Algunas situaciones vitales para tener en cuenta:
El proceso de migración puede requerir que los servidores internos queden temporalmente sin conexión. Sin embargo, los cortes podrían ser desastrosos para el rendimiento de las aplicaciones y, por extensión, para la lealtad comercial, si no se los acompaña con un respaldo y una asignación de recursos adecuados.
En la migración a la nube, los datos empresariales están más vulnerables que nunca. Algunos datos incluso pueden no estar disponibles o correr riesgo de intrusiones. Se deben extremar los recaudos para minimizar el riesgo de intrusiones mediante la aplicación de controles de seguridad en la nube, como administración de acceso privilegiado y cifrado de aplicaciones.
No todos los profesionales de TI confían en la nube. Los empleados que solían administrar servidores físicos pueden necesitar capacitación sobre la infraestructura nueva. En otros casos, la adopción de la nube requiere la introducción de nuevos roles de administración de TI o la transformación de las operaciones empresariales troncales.
No es fácil lograr que las aplicaciones existentes se comuniquen adecuadamente con los entornos en nube más nuevos. Para asegurarse de que se puedan comunicar bien, es posible que deba adaptar los procesos a los de su proveedor en nube.
Estos son solo algunos de los muchos desafíos para la migración que justifican la ejecución cuidadosa de la planificación, las pruebas y la selección de recursos. Colabore con un proveedor de APM para tener en cuenta estos desafíos antes de desarrollar el plan de migración a la nube, a fin de migrar con confianza.
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